30/05/2020
- Elisa Roth es de Río Tercero.
- Tiene 34 años y ocupa un rol en la Armada Argentina al que ninguna dama había llegado.
- Opina que los cargos jerárquicos deben ser ocupados por capacidad y no por cupos legales.
“Se está abriendo la posibilidad de demostrar la capacidad de la mujer. Pero los cargos deben ser ocupados por capacidad, no por cupos; así debe ser en todo ámbito laboral”. Así opina la teniente de navío Elisa Roth, nacida en Río Tercero hace 34 años.
Días atrás, ella se convirtió en la primera oficial mujer de Infantería de Marina. Y sin pensar que protagoniza un hecho histórico, Elisa rompe con la exclusividad masculina en esa fuerza militar.
Viste uniforme de la Armada Argentina con su pelo largo prolijamente arreglado. Comparte fotos de sus días de campaña en tierra en distintas operaciones y de sus días de navegación en el mar, portando armas o en acciones de destrezas de prueba física, o en alguna misión de paz en un país hostigado por la violencia.
Su compañía depende del Batallón de Infantería de Marina 3, con asiento en la localidad bonaerense de Zárate. Ella vive en ese cuartel.
Militar. Presencia femenina en un mundo muy masculino. (Fotos de Elisa Roth)Estudió en la Escuela Naval Militar en la isla Santiago, a 60 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Es soltera, sin hijos y asegura que sigue enfocada en su meta profesional: “Mi aspiración es cumplir con todo los roles que se impongan, con todas mis comandancias. Abocarme 100 por ciento a la Armada y a la Infantería de Marina, sin retirarme antes de tiempo ni pensar en un trabajo secundario”, señala.
Después de vivir cuatro años en esa isla, la culminación del ciclo de estudios fue un viaje a bordo de la mítica Fragata Libertad, alrededor de América del Sur, en una travesía que demandó seis meses.
Elisa destaca que en la Armada había mujeres navales, pero que su caso representa el de primera oficial en Infantería de Marina. Repasa cómo fue ascendiendo de guardiamarina a infante, luego a teniente de corbeta y a teniente de fragata, y se anima a saborear el máximo anhelo de llegar a comandante de Infantería de Marina.
Confía que sus sueños, hoy, pasan por lograr que su carrera prospere y, a la vez, conocer nuevos lugares y otras culturas. Por caso, se reconforta al contar sus dos participaciones en misiones militares de paz, en Haití en 2012 y en Chipre en 2018.
“En Haití era jefa de una sección que patrullaba la zona de operaciones que tenía el contingente, nosotros verificábamos si había personas de guerrilla o armadas, además de colaborar en los puntos de distribución de alimentos. Y en Chipre, con los patrullajes tratábamos de aminorar los inconvenientes y que se cumpliera todo lo establecido por Naciones Unidas”, relata a La Voz.
Subordinados por una dama
Hoy tiene a cargo 29 hombres como subordinados. “Al principio, me miraban con desconfianza o como si me tuvieran que probar si yo cumplía con todas las exigencias. Más que nada en Infantería de Marina se ve el esfuerzo físico y el carácter de estar a la altura de la conducción, e imponerse con las directivas o las órdenes”, explica con tono de firmeza sobre ese ámbito laboral tan tradicionalmente masculino.
Confiesa que esa situación demanda “una demostración constante”. Sin embargo, se gratifica con que se ha ganado –afirma– el respeto de sus pares.
Elisa debe mantenerse en buena forma física, siempre entrenando. Y cuenta que encontró su vocación buscando algo relacionado a esa actividad física. Un día averiguó en un desfile militar de su Río Tercero natal cómo funcionaba la carrera militar. Y ahí empezó a dar los pasos que la dejaron donde hoy está.
Al cerrar la conversación con este diario, Elisa se alista para una tarea de asistencia que demanda la colaboración de la Armada ante la emergencia por la pandemia del nuevo coronavirus.
Es la operación del día y se alista para cumplir con su deber.
Fuente: La Voz del Interior