Luego de más de cinco meses de haber comenzado a plantear el pedido entre distintos bancos sin lograr mucho eco, el Gobierno recibió en las últimas semanas la primera oferta formal para obtener un Repo (préstamo) de un grupo de entidades internacionales, financiamiento que estaría disponible por un año y medio, y a una tasa de interés de un dígito.
Las conversaciones en base a la oferta recibida, según confiaron altas fuentes oficiales, son complejas por la cantidad de contrapartes comprometidas y la preferencia que tienen por acceder a distintos tipos de garantía, es decir, de los activos que el país prendará con el compromiso de recomprarlos en una fecha y a un precio determinados, que es lo que en definitiva determina el costo de la operación.
“Hay algunos que prefieren bonos de deuda como colaterales, otros prefieren que sean los Bopreales que emite el BCRA los que jueguen ese rol y hay quienes ven más deseables las garantías en oro aunque en ese caso deberían estructurarse de una manera que no impacten sobre el cálculo de reservas”, explicaron.
“Está todo sobre la mesa para negociar y no hay por ahora apuro”, se limitaron a decir.
Los títulos emitidos hasta aquí por US$10.000 millones por el BCRA, que ya los cancela a razón de US$167 millones por mes, son los más apetecibles para los prestamistas porque esa entidad nunca cayó en default y son papeles que vencen (a más tardar) en 2027, es decir, dentro del mandato del presidente Javier Milei.
De hecho, es lo que hace que coticen mejor en el mercado secundario, ya que mientras un Global corto ronda una paridad del 60%, la de un Bopreal está en torno al 77%.
La operación, sobre la que haría punta de lanza el Banco Santander (que actuaría como su administrador, como ya había trascendido), comenzó a interesar a otros bancos y gestores de fondos internacionales que ya habrían manifestado su interés en participar tras anoticiarse sobre el grado de adhesión que está alcanzando el blanqueo de capitales.
Ese mismo respaldo, además del resultado que está dejando el balance cambiario de septiembre (cuando queda sólo una rueda para cerrar el mes, el saldo de intervenciones sobre la plaza cambiaria le fue favorable al BCRA en US$256 millones, considerando los US$75 millones adquiridos este viernes), es el que -a la vez- envalentona a las autoridades nacionales para tratar de conseguir mejoras en los plazos y costos de la operación.
De esta manera, mientras la oferta inicial era para acceder al financiamiento a una tasa de interés variable de 550 puntos básicos sobre la tasa SOFR de la Reserva Federal (este 27 de septiembre en el 4,83%, lo que implicaba un costo final del 10,3%), el planteo oficial es tratar de bajarlo hasta que quede claramente “en un dígito”.
Claro que las negociaciones deberían intensificarse en las próximas semanas, en vistas que a fin de octubre cerrará la primera y más importante etapa del blanqueo, y se prevé que la demanda de divisas para cumplir el pago de importaciones sea mayor, volviendo a poner presión sobre las reservas.
Los fondos obtenidos (no hay un monto definido aún, el que se determinará tomando en cuenta “una ecuación monto/tasa razonables”, dijeron), servirían para cubrir parte de los pagos de la deuda externa contraída vía bonos con privados por US$4700 millones (tras la última reestructuración) y reforzar las reservas.
De esa manera, quedaría “más cerca” la posibilidad de avanzar en un desarme gradual del cepo cambiario que, en su primera etapa, liberará la operatoria del dólar comercial y luego el pago de intereses “intercompany” mientras, a la vez, el BCRA seguirá trabajando además sobre el “universo pesos” para acortar los riesgos de salida.
En este sentido, la única duda de las autoridades monetarias recae sobre la capacidad de demanda de divisas de las grandes empresas locales y las multinacionales. “El universo pyme ya nos mostró que no es amenaza. Tuvieron vía libre para ir cancelando deuda comercial por US$1200 millones y sólo demandaron US$860 millones”, explicaron, por lo que creen no tiene potencial desestabilizador. El objetivo del Gobierno es que ese ingreso traiga más tranquilidad para consolidar la caída del riesgo país y el repunte de la actividad económica.