29/06/2020
El 29 de junio de 1986, la Albiceleste derrotó 3-2 a Alemania y levantó la Copa del Mundo por segunda vez en su historia. A 34 años del inolvidable encuentro disputado en el estadio Azteca Héctor “el negro” Enrique contó en OK FM 95.5 como lo vivió.
“Desde que ganamos aquel Mundial solo recibimos cariño y respeto de la gente, porque en aquel momento era una Selección muy resistida”, afirmó en el comienzo de la entrevista para acotar: “Cuando salimos a México solamente fueron nuestros familiares a despedirnos; porque decían y pensaban que íbamos a jugar nada mas que tres partidos, decían que íbamos a México de vacaciones y por ahí con justa razón porque el equipo no mostraba mucho, no rendía. Cuando comenzó el Mundial tuvimos la suerte de ganar 3 a 1 y ahí más o menos se fueron acomodando las cosas, porque empezar un campeonato del mundo con un triunfo es algo que alivia y mucho. A medida que iban pasando los partidos el equipo iba creciendo y ganando seguridad y con eso tuvimos la suerte de ganar el Mundial”.
Más adelante dijo que Bilardo “se la jugó” al momento de abandonar el esquema con línea de 4 para comenzar a jugar con línea de 3 y fue “justo en un partido tan importante como el contra los ingleses”, para destacar luego: “Teníamos un arquero que daba muchísima seguridad, una línea de tres muy fuerte y una mitad de cancha con mucho manejo de pelota y mucho despliegue físico con llegada a posición de gol, con un Maradona un poco más suelto y un delantero como Jorge Baldano. Era un equipo muy sólido en todas sus líneas y muy solidario cuando no teníamos la pelota. Nuestro espejo fue Maradona, el mejor de todos; corría y volvía a la posición que era importante para recuperar la pelota cuando no la teníamos”.
El partido final
“Nosotros íbamos ganando 2-0 y estábamos más para el tercero que ellos para el descuento”, recordó, “Pero llegan al descuento de una manera increíble, con pelota parada. Sacaron ventaja de eso dos veces. No es que nosotros marcamos mal, ellos sacaban rédito de lo que mejor hacían, pero por la cabeza de ninguno de nosotros pasó que perdíamos, sí nos pegaron un mazazo terrible, pero no bajamos los brazos. (…) la corrida de Burruchaga parecía interminable y gracias a Dios la tocó con el botín derecho y la metió adentro”.
Luego describió a aquel combinado nacional expresando: “Fue un equipo de hombres que dejó todo por el bien del fútbol argentino. También hay que reconocer que tuvimos un técnico que no dejaba nada librado al azar, un técnico y un cuerpo técnico de una capacidad enorme, a la altura de la Selección. Se juntaron todas esas cosas y por eso salimos campeones”.
Sus deseos de estar con Fernando
En un tramo más íntimo de la entrevista contó que en aquel momento estaba casado con su primera esposa y tenía a su hijo Fernando de 5 meses y durante la noche anterior a la final del Mundo sintió que si tenía la posibilidad de elegir jugar la final o volver a Argentina, elegiría sin dudarlo volver porque extrañaba muchísimo su hijo, que en ese momento ya había cumplido 7 meses.
El fútbol argentino hoy
“Hoy lo que esta faltando es mediocampistas que manejen bien la pelota, que tengan recuperación de pelota, mucho despliegue físico y manejo como para ir para adelante. Es muy difícil conseguir un Burruchaga, un Giusti, un Checho (Batista) pero se pueden crear” explicó. Por ello cada vez que puede hace hincapié, sobre todo en divisiones inferiores, en trabajar más con los mediocampistas, en darles importancia, en que se suelten para adelante y en que los dejen gambetear. “No importa el triunfo, lo importante es sacar buenos jugadores, no hay que decirles a los chicos hay que ganar, hay que ganar… Hay que enseñarles cómo ganar”.
¿Qué significó jugar con Maradona?
“Cuando me preguntan que es jugar con Maradona yo digo: es como que vos estés comiendo en tu casa con tu familia y de repente baje Jesús a comer con vos… eso es jugar con Maradona para mí”.
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Fuente: Héctor Enrique Campeón del Mundo México ’86 en OK FM 95.5
