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¿Por qué sube el precio de la carne?

13/09/2018

En los últimos días aumentó un 15%, y se espera que siga el alza. Dólar, sequía y exportaciones, entre las principales razones del fenómeno.

El precio de la carne se disparó en la última semana, en torno a un 15 por ciento, en una escalada que los operadores del sector aseguran que seguirá. El kilo de pulpa de ternera se ubica, así, por encima de los 200 pesos.

Lo mismo sucedió con el pollo, con un incremento aún mayor, del 30 por ciento, con lo que el kilo de producto fresco llegó a superar los 65 pesos.

«El precio de la carne todavía está atrasada en relación con la inflación. El kilo de pulpa de buena calidad puede llegar a los $ 250 hacia fin de año», dijo Daniel Urcía, director ejecutivo de la Asociación de Froigoríficos (Afic).

Ahora bien, ¿cuáles son los factores que impulsan esta suba? Son varios y diversos.

Por un lado, el fuerte aumento que viene experimentando el dólar en relación con el peso desde fines de abril de este año también impactó en este sector.

Por un lado, el nuevo tipo de cambio a casi 40 pesos por dólar encareció notablemente el precio del maíz que compran los productores en el país para el engorde de la hacienda en pie.

En lo que va del año, el precio interno de la tonelada de maíz pasó de 2.700 pesos en enero pasado a 5.180 el 11 de septiembre. Una suba de casi el 100%.

De ese modo, el costo de engorde de un animal se duplicó este año, y ello termina trasladándose a precios.

Por otro lado, las exportaciones de carne vienen en aumento, fenómeno positivo para la balanza externa del país, pero que también implica una retracción en la oferta disponible de kilos para el mercado doméstico.

Según los últimos datos de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra), las exportaciones de carne crecieron este año un 70 por ciento en volumen y un 50 por ciento en facturación.

Asimismo, la sequía de este año no sólo afectó la producción agrícola. También impactó sobre los rodeos ganaderos reduciendo la calidad de los animales y su peso, sobre todo en las zonas de alimentación a base de pasturas.

La falta de lluvias generó menor crecimiento en las pasturas o los cultivos de verano para hacer reservas forrajeras. Con ello, hubo un menor rendimiento, por lo que el costo por kilo de materia seca para alimentar a los animales ha sido más alto esta campaña.

Finalmente, las malas perspectivas del negocio ganadero en los últimos años empujaron a muchos productores a no invertir en sus rodeos, incluso enviando un porcentaje mayor de vientres a faena.

Ahora, cuando las condiciones económicas del sector muestran mejores perspectivas, los productores buscan retener animales para su engorde, lo que transitoriamente también resta kilos para la plaza doméstica.

Fuente: La Voz del Interior

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