13/02/2018
El transporte neuronal es un mecanismo extraordinario. Para que se produzca la sinapsis, la neurona debe producir todo en el cuerpo celular y transportarlo por su axón hasta las otras neuronas.
El problema es que los axones pueden medir centímetros y hasta un metro de largo, un camino que parece infinito.
Este mecanismo casi imposible es el que nos permite saludar a un amigo, calcular el vuelto de una compra y pintar un cuadro.
Y una falla en esta red de transporte es la que estaría detrás del alzheimer, del parkinson y de enfermedades priónicas, raros cuadros como el famoso mal de la vaca loca o enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en humanos.Es la conclusión de un trabajo realizado por científicos del Instituto de Investigación Médica Mercedes y Martín Ferreyra de Córdoba (Inimec) y colegas de la Universidad de Illinois en Chicago.
“El estudio deja un mensaje de esperanza porque este proceso puede ser regulado por fármacos. Ahora hay drogas que pueden llegar hasta el cerebro y regular este mecanismo”, dice Gustavo Pigino, del Inimec y el Conicet, y quien dirigió el trabajo.
Como en toda red de transporte, hay rutas y camiones. Los “camiones” son unas proteínas llamadas kinesinas y dineínas que parecen caminar por los microtúbulos, las “rutas” celulares.
“Hay una comunicación bidireccional entre las dos neuronas. Si se corta la comunicación, no conviene tener un sistema activo que no funciona porque gasta energía, entonces se dispara el mecanismo de muerte celular programada o apoptosis”, comenta Pigino.
El transporte neuronal es un mecanismo extraordinario. Para que se produzca la sinapsis, la neurona debe producir todo en el cuerpo celular y transportarlo por su axón hasta las otras neuronas.
El problema es que los axones pueden medir centímetros y hasta un metro de largo, un camino que parece infinito.
Este mecanismo casi imposible es el que nos permite saludar a un amigo, calcular el vuelto de una compra y pintar un cuadro.
Y una falla en esta red de transporte es la que estaría detrás del alzheimer, del parkinson y de enfermedades priónicas, raros cuadros como el famoso mal de la vaca loca o enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en humanos.
Es la conclusión de un trabajo realizado por científicos del Instituto de Investigación Médica Mercedes y Martín Ferreyra de Córdoba (Inimec) y colegas de la Universidad de Illinois en Chicago.
“El estudio deja un mensaje de esperanza porque este proceso puede ser regulado por fármacos. Ahora hay drogas que pueden llegar hasta el cerebro y regular este mecanismo”, dice Gustavo Pigino, del Inimec y el Conicet, y quien dirigió el trabajo.
Como en toda red de transporte, hay rutas y camiones. Los “camiones” son unas proteínas llamadas kinesinas y dineínas que parecen caminar por los microtúbulos, las “rutas” celulares.
“Hay una comunicación bidireccional entre las dos neuronas. Si se corta la comunicación, no conviene tener un sistema activo que no funciona porque gasta energía, entonces se dispara el mecanismo de muerte celular programada o apoptosis”, comenta Pigino.
Fuente: La Voz del Interior